martes, 26 de junio de 2012

Saetas afiladas

Los dardos que nos llegan desde el mundo clásico constituyen la más válida arma ante nuestra ignorancia y nuestro más que intencionado despiste intelectual. Y lo denomino "arma" porque nombrarlo de otra manera sería caer en el más puro eufemismo. Ya no nos valen otros términos. Lo que se nos avecina es una completa avalancha de destrucción, si no empezamos a pensar y a vivir de otra manera. Y he aquí cuando aparecen nuestras armas, sus dardos. Dardos de sabiduría, dardos de lucidez, dardos de raciocinio, dardos de entendimiento, dardos de reflexión, dardos de conocimiento, dardos de liberación. Dardos, en definitiva, lanzados desde toda la erudición de nuestros antepasados. Dardos los cuales podemos esquivar o  dejar que nos alcancen transmitiéndonos toda la sapiencia que llevan dentro. Aquí se expone una elección. Y yo tengo mi sentencia: benditas sean las áureas saetas de Ártemis y de todo el legado de Grecia. 

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